El Oasis Urbano



Un Oasis Urbano en el Huerto de Batán

En el huerto estamos leyendo y experimentando cada vez más claramente el ritmo acelerado del cambio climático. A veces hasta el punto de sentir desesperación y el convencimiento de que poco podemos hacer en el tiempo de nuestras vidas para parar la hemorragia planetaria. Cada verano está siendo más duro, árido y asfixiante. Sentimos que nuestra cultura se ha creído muy lista durante varias generaciones, y que campan a sus anchas los agronegocios con su poder prácticamente militar. Que a la naturaleza se le ha avasallado con químicos y combustibles fósiles.

Pero no vale lloriquear. Ni vale malgastar el tiempo en preocuparnos por si hay o no tiempo. Parece ridículo trabajar sobre un trocito de tierra de media hectárea cuando cada verano arden cientos, miles de hectáreas. Pero nuestro objetivo no es cambiar el mundo sino ampliar las conciencias para que no se quede estancado. Tenemos la suerte de conocer el trabajo de muchas personas que se ríen cuando se les pregunta: “¿Pero estamos a tiempo para invertir la situación?” Hay un proverbio árabe que dice: “Si parece que el último día del mundo está aquí y la vida se acerca a su fin … y si te das cuenta de ello mientras estás plantando árboles… pues ¡no dejes de plantar!” ¿Os suena?

Queremos recuperar un lugar degradado y desertificado, y convertirlo en un oasis vivo. Eso quiere decir respetar y nutrir la diversidad de la vida, y plantearnos también la pregunta: aquí ¿qué podría haber para comer? Para ello investigamos en:
  • Formas de capturar el agua de la lluvia y del rocío mediante:
    • Zanjas de infiltración y acolchado vertical.
    • El uso de “ollas” para riego sin tuberías ni pérdidas de agua por evaporación.
    • Desvío de desagüe de la cancha asfaltado aguas arriba para que “camine” por la parcela.
  • Aumentar la capacidad de retención de agua y nutrientes del suelo, mediante la incorporación de materia orgánica.
  • Disminuir el estrés del calor sobre la plantas.
  • Seleccionar árboles frutales, frutos secos, plantas crasas y herbáceas perennes adaptadas a un clima más árido y más caliente.
  • Especial atención a la fauna auxiliar y los polinizadores, para que se queden con nosotros y encuentren refugio y alimento.
  • Observación de la flora y fauna espontánea y construyendo catálogos de plantas silvestres, insectos y aves.
  • Nuestra propia sensibilidad, las necesidades profundas que sentimos de contacto con la naturaleza, pertenencia a un lugar y a un grupo humano en igualdad y compañerismo, belleza y materialización de sueños, aprendizaje sin fin y no limitado a temas reducidos de competencias técnicas.